Sobreexigencia, perfección, tensión, dolor…

25.06.2024

Hace 3 semanas estoy viviendo un aprendizaje que surgió en el proceso de sanar el bruxismo, una escoliosis que viene de mucho tiempo atrás y que se afianzó con una monoparesia en el 2018 y que ahora me habla fuerte y con dolor. Inicié terapias y hasta hace una semana fui consciente que heridas que ya había reconocido y aceptado y en parte transformado empezaban a sangrar en la profundidad, estoy hablando del rechazo y el abandono, me estaban llevando de vuelta a sobrexigirme, buscando la perfección. Me dí cuenta porque practico yoga hace 5 años y de verdad que disfrutaba hacerlo, me conectaba, fluía, me revitalizaba, me restauraba, era realmente sanadora, hasta que me recomendaron hacer algunas modificaciones graduales para evitar que la escoliosis siguiera haciendo estragos, entonces lo que me daba bienestar se convirtió en un constante estado de alerta de cómo estaban mis hombros, mis caderas, las manos en fin la postura debía ser perfecta, y se fue el disfrute y reinó la tensión y por supuesto se incrementó el dolor! A parte que también lo llevé fuera del mat, en mis actividades diarias, me convertí en un policía postural; castigando a mi cuerpo a cumplir mis expectativas, sabiendo que estos procesos no se resuelven a un ritmo frenético; se hacen en el tiempo que necesiten y desde el amor, la compasión y aceptación, este ha sido el aprendizaje que me está llevando a soltar la tensión en la que se convirtió la sobrexigencia que aumentaba mi dolor. Ya había vivido este mismo aprendizaje con mi alimentación, llegando a la ortorexia y me llevó un buen tiempo ser flexible y compasiva conmigo misma y no castigarme con parámetros estrictos que más allá de darme bienestar, me enfermaban. Justo este fin de semana mi Azalea me enseñaba que florecer toma tiempo, que todo tiene un ritmo, un momento perfecto, que no hay que aferrarse al resultado porque nos perdemos de disfrutar el proceso y eso es precisamente lo que me estaba pasando, me perdía del verdadero presente, olvidé por un momento a la niña que habita en mi interior, la niña que necesita juego, diversión, gozo y contento, no más rigidez!

 Siempre lo digo, sabemos cuándo iniciamos el camino en el autoconocimiento pero es incierto cuando terminará, tal vez me queden unas cuantas vidas más caminando en la tierra, lo que me convierte en una eterna aprendiz.

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